LARHRA – UMR 5190, CNRS-université Lumière Lyon 2
The Matlatzinca Seigneury, a way to broach the Altepetl
This article analyzes the transformations of the Matlatzinca seigneury between the 15th and 16th centuries. Between the period when the Calixtlahuaca seigneury was known as Pintanbati (before the Aztec conquest in 1474) until the foundation of the Toluca villa (in the 1530s), the Matlatzinco Valley experienced a series of upheavals, especially as soon as it became a tributary province of the Triple Alliance. It is then that the usurpation mecanisms of the seigneurial power and its jurisdictions were elaborated, and that some patrimonial territories belonging to the lords of the Triple Alliance were distributed at the Matlatzincas natural lords’ expense, and who were simply eliminated or exiled. A similar strategy was used by the conqueror of Mexico when he created the Toluca villa in this region, which was part of his marquisate (marquesado del Valle de Oaxaca).
Keywords: Matlatzinco seigneury, Pintanbati-Calixtlahuaca, villa of Toluca, territory.
La versión final de este trabajo le debe muchísimo a las lecturas concienzudas y eruditas del arqueólogo Michael Smith y del historiador Roberto Sandoval; sus comentarios así como las referencias que me comunicaron, sin duda enriquecieron considerablemente el texto final.
“Toluca nunca tuvo sujetos ni población más de aquella de después que se hizo el dicho monasterio y fundó en la dicha parte y lugar que llaman Toluca […] los dichos religiosos hicieron que viniesen los yndios que estaban en Calystlahuaca a poblar las tierras […]”[1]
Introducción
- Cuando lleve a cabo investigaciones acerca del Valle de Toluca en la época colonial, tuve la oportunidad de estudiar algunos manuscritos que entonces estaban muy poco tomados en cuenta en una perspectiva histórica, me refiero a los Códices Techialoyan, de los que edite un ejemplar: el Códice de San Antonio la Isla (Béligand 1993). Como en todos los manuscritos de este tipo, los términos altepetl, altepehuaque, altepetlalli (y la formulación tlalli altepehuaque ymaxca) no dejan ninguna duda en cuanto a la finalidad de sus autores: proteger un territorio, el de las nuevas cabeceras o sub-cabeceras creadas a fines del siglo XVII; entidades dirigidas por un gobernador y su cabildo[2], aprovechando un movimiento de autonomización del poder político con sus instituciones religiosas ad hoc, fenómeno bastante generalizado en el último tercio el siglo XVII.
- Dado que en el siglo XVII, la región estaba desprovista de señores naturales, los autores de esos manuscritos consideraron que para darle mayor legitimidad a sus reivindicaciones territoriales, era imprescindible definir sus autoridades locales como herederos directos de los linajes nobles más antiguos, en particular los señores tepanecas (siglo XV) quienes les hubieran “dado estas tierras”; los identifican como sus descendientes, los que “obtuvieron tierras para ellos”, con la intención de obtener la benevolencia de la Audiencia de México que otorgaba mercedes de tierras a las noblezas indígenas. En suma, los hombres del siglo XVII buscaban en sus genealogías algunos fundadores –por más lejanos que fuesen– que hubieran congregado alguna población en un determinado territorio que consideraban ser su altepetl. El hecho de introducir, en sus “libros de tierras”, aquellos representantes pertenecientes a la nobleza remota tenía por objetivo crear una filiación que valoraba un señorío antiguamente territorializado en un espacio en vía de re-politización por parte de nuevas élites. Se trataba de obtener el estatus de cabecera al presentar documentos capaces de dar una existencia jurídica al “fundo legal”[3] con la firme intención de formar una sub-cabecera considerada como heredera directa del altepetl (Béligand 2007). En la mente de los hombres de esa época, altepetl y cabecera (o sea el centro del ejercicio del poder político) eran equivalentes. ¿Pero, por qué razones se percibían como semejantes? Y antes que nada, ¿en que contexto?
- Para simplificar, digamos que estamos aquí en un universo indígena muy lejano del contexto de los cabildos-cacicazgos así como los definió Hildeberto Martínez para Tepeaca (Martínez 1984: 170-171), es decir entidades en donde, desde el siglo XVI, el poder del cacique (que gobierna en un altepetl) se funde con el del nuevo cabildo, sino más bien en un universo donde el señorío nunca tuvo gran importancia y en donde, por mimetismo, se intenta recrear situaciones análogas, a riesgo de mezclar dos momentos históricos separados al menos por dos siglos y medio. Los autores de los Códices Techialoyan en efecto otorgan poco crédito a la cuestión de la cronología, que inclusive tratan de borrar; sólo algunas referencias los jalonan: representación de los chichimecas, alusiones más constantes a los tepanecas (en particular Tezozomoc), noblezas legatarias “de tiempos inmemoriales”, indicación también de la conquista española (representación de Hernán Cortés), referencias a la primera evangelización (escenas de bautizo) y a la construcción de los pueblos, con la iglesia en su centro, símbolo de las nuevas repúblicas indígenas cristianas. Las noblezas contemporáneas emergen realmente poco, a excepción de los gobernadores indígenas presentados como descendientes de los primeros fundadores, pero en ningún momento se designan como “caciques” o “señores naturales”. En otros términos, el vocabulario del señorío se abandona en beneficio de una entidad colegial: el cabildo, fenómeno que se inscribe dentro del proceso de transición del señorío indígena a la república de indios, como lo estudió cuidadosamente Margarita Menegus (Menegus Bornemann 1994)[4].
- En esta región, es muy nítida la ausencia de nobleza local investida de prerrogativas políticas en el siglo XVI; por lo demás, en 1548, los pipiltin de la región cedieron todos sus derechos (tierras patrimoniales y terrazgueros, mayeque) en beneficio de la creación de las repúblicas de indios. En resumen, visto desde del siglo XVII, aparece que los reajustes son antiguos y que el gran ausente, en el Valle de Toluca, es justamente el cacicazgo como poder político hereditario, y el señorío. Para comprender este proceso, hay que referirse a la historia regresiva, examinar la imbricación de las jurisdicciones que engendraron el “Valle de Matalcingo” poniendo énfasis en dos momentos de transición extremadamente importantes para el Valle de Toluca: la conquista por la Triple Alianza y luego la conquista española.
El señorío: una unidad compleja
- Previamente, quisiera precisar algunas definiciones. El altepetl invita a caracterizar dos nociones: la de jurisdicción, o sea el señorío (señorío es el nombre dado al altepetl a partir del siglo XVI), y la de ejercicio del poder político en la persona del señor natural, ya que permiten precisar los vínculos entre los caciques y sus sujetos, la fiscalidad y los servicios siendo el armazón de esta interdependencia.
- A menudo el altepetl fue asimilado a una ciudad-Estado donde coinciden gobierno y territorio, o también a una comarca en la que algunos individuos detentan una autoridad en un territorio dado. Así, James Lockhart lo define como “un estado étnico”, “una organización de personas que tiene el dominio de un determinado territorio” (Lockhart 1999: 27). Los altepeme eran de tamaños variables; algunos eran grandes, otros medianos o pequeños. En el siglo XVI, el término altepetl ya se emplea como equivalente de república de indios, de pueblo o incluso de cabildo, es decir que designa antes que nada el ejercicio del poder político en una jurisdicción particular. Así pues ya tuvo lugar un primer desplazamiento lingüístico.
- El término señorío designa una unidad estructurada en subconjuntos; el mejor ejemplo sin duda son los señoríos caribeños donde varios caciques son sujetos de un cacique principal a la manera de las casas señoriales (Las Casas 1972 [1554]: 101). En el espacio antillano y caribeño, se puede hablar de sociedades cacicales estructuradas por el poder de los caciques, articuladas entre unidades menores (tribus, cacicazgos pequeños) y unidades de mayor importancia: señoríos y cacicazgos superiores (Acosta 1985 [1590]; Béligand 2010).
- También conviene preguntarse si el señorío correspondía a un territorio. Los jefes de las behetrías, de Panamá por ejemplo, no tenían territorio (ligado al señorío) y en consecuencia no se adjudicaban tributo alguno. Ahora bien, en periodo de guerra, estructuraban el territorio, entablaban alianzas, urdían redes; también le daban un contenido a la organización sociopolítica (Ibarra 1999). El hecho que los indios no vivan agrupados en pueblos, en un territorio en particular, no les impedía desarrollar una organización espacial y un gobierno jerarquizado, lo cual se percibe mejor en periodo de guerra. Así, los cacicazgos los más poderosos de Centroamérica (Nicoya de Costa Rica, Nicarao de Nicaragua y Choco de Panamá) y del norte de Sudamérica (Tayrona de Colombia y Cuna del golfo de Urabá, en el caribe colombiano) eran verdaderos señoríos que incluían otros cacicazgos inferiores en sus posesiones (Fernández de Oviedo 1851-1855 [1526]; Ibarra 1999).
- Para simplificar, y para comprender lo que va a seguir, digamos que la noción de señorío designa más bien el gobierno, los tributos y servicios personales de los príncipes indígenas sobre sus sujetos, sean cuáles sean las instituciones que implementa para administrar el reparto de la tierra. Para legitimar la transferencia del poder político de los señores naturales hacia la Corona española, era necesario, previamente, desposeerlos con fines personales, así como lo hizo Hernán Cortés en el Valle de Toluca por ejemplo. Bajo el vocablo “señor”, se entiende la persona que “reina en su señorío”; también se le conoce como cacique.
- Para volver a la Nueva España, podemos apoyarnos en Alonso de Zorita, quien tenía una gran experiencia de las Américas ya que fue sucesivamente oidor de la Audiencia de Santo Domingo (1547-1553), visitador general del Nuevo Reino de Granada (1553-1556), y nuevamente oidor de las Audiencias de Guatemala (1556-1566) y México (a partir de 1566). Redactó una Relación de los señores de Nueva España, que terminó antes de 1585. Su informe, muy argumentado, se refiere a las diferencias entre los señores. Explica que cada provincia tenía sus reglas y, concentrándose en el espacio del México central, detectaba cinco tipos de señores.
- Primero, los tres señores supremos de México, Texcoco y Tacuba, tenían sus alter ego en otras provincias como Tlaxcala y Tepeaca; tenían señorío y jurisdicción; luego los señores inferiores “que comúnmente se llaman caciques, que es un término de la Hispaniola”. Los llamados señores supremos eran los tlatoque, los que “tienen la palabra”. Las Casas por ejemplo calificaba Moctezuma de “señor mayor”, “rey y señor en su señorío”; era –escribe– “el alter ego de los magnates y grandes de España”, “muy principales señores y todos reyes” (O’Gorman 1987).
- La segunda categoría eran los tectecuhtzin o teules, que Zorita asimila a los titulares de encomienda, porque ocupaban su cargo, no transmisible, durante una vida; obtenían su título por “méritos de guerra” y reinaban sobre un teccalli y sus gentes. Los cargos hereditarios de calpulleque o chinancalleque constituían el grupo de los señores que dirigían un linaje o calpulli. Los pipiltin o principales tampoco tenían señorío; Zorita los equipara con los caballeros de España. Finalmente, los hijos de señores supremos, tlacopipiltzin, “hijos de señores” y pipiltzintli, “nietos de señores”, eran “hidalgos y hombres de guerra” que se empleaban como embajadores, ministros o jueces (Zorita 1942 [ca. 1585]).
- Para el jurista que es Zorita, sólo la primera categoría, los señores supremos, detentaban la jurisdicción civil y criminal así como el gobierno: por ejemplo, los señores de México, Texcoco y Tacuba percibían el tributo y servicios personales en reconocimiento de vasallaje. Tenían tierras del tecpan (vinculadas a su cargo), tierras patrimoniales y mayeque. Ahora bien, “en algunas provincias y pueblos” algunos jueces ordinarios podían también “sentenciar pleitos de poca calidad” (Zorita 1942 [ca. 1585]). Gracias a este informe, resultado de una encuesta muy documentada, la Nueva España aparece no tanto como un mosaico de caciques, sino como estados estructurados en torno a casas señoriales como lo subrayó Hildeberto Martínez (Las Casas 1972 [1554]: 101; Martínez 1984).
- Finalmente, el cacicazgo es un régimen de propiedad privilegiada al que se incorporan elementos señoriales. En la documentación de los siglos XVI al XVIII, el gobierno aparece como un derecho patrimonial; por ejemplo, en 1573, el gobernador de Coyoacan asocia su cargo de gobernador a su patrimonio de cacique y define su cacicazgo como un “derecho a gobernar”. Así, el gobierno es un derecho patrimonial y el cargo de gobernador (en el cabildo) es el patrimonio del cacique (Menegus Bornemann y Aguirre Salvador 2005: 13-69).
- Las definiciones preliminares permiten abordar ahora el Valle de Matlatzinco a fines del siglo XV. Evocaremos primero la reestructuración del señorío matlatzinca después de la conquista por la Triple Alianza, es decir la creación de la provincia tributaria de Calixtlahuaca, antes de acercarnos al proceso de desmantelamiento de las componentes del nuevo señorío, tras la conquista española.
Del señorío matlatzinca a la formación de una provincia tributaria de la Triple Alianza
El señorío matlatzinca
- Alonso de Zorita describió la estructura política del Valle de Matlatzinco inspirándose del modelo de la Triple Alianza; por lo tanto señaló que el valle estaba dividido en tres señoríos en torno a tres ciudades: Tollocan[5], Teotenango (Tenango del Valle) y Tenancingo. El señor supremo, que los aztecas calificaban de Tlatuan, ocupaba el rango más elevado en la jerarquía señorial y reinaba en un vasto territorio alrededor de Tollocan. Los miembros de las tres familias soberanas eran elegidos por un consejo de dignatarios y juntos reinaban en los centros del Valle de Matlatzinco. La sucesión al cargo del señor supremo se apoyaba en un sistema rotativo: se elegía a uno de los “señores que tenían siervos” (que los aztecas llamaron Tlacuxcalcatl) a la cabeza del señorío más pequeño, el de Tenancingo; su hijo reinaba en Tenango (se conocía como Tlacatecatl) y uno de los miembros de la familia recibía el cargo de señor supremo del señorío más poderoso: Tollocan. El primogénito del señor de Tollocan se convertía en señor de Tenancingo, luego, de Tenango y después de muchos años reemplazaba a su padre a la cabeza del señorío de Tollocan.
- Recordemos por ahora que le tocaba el predominio al señor “supremo” de una entidad designada bajo el nombre de Tollocan en algunas fuentes coloniales. Las descripciones proporcionadas por Zorita relativas al modo de sucesión del Tlatuan reflejan el sistema tal como se practicaba entre los aztecas y no entre los matlatzincas. Sin embargo, es de subrayar que Zorita considera que había solo un señor supremo en el Valle, el que “se llamaba por su nombre propio Chimaltecuhtli, y Tlatoani, por la dignidad y señorío que tenía”, a quien el soberano azteca, “porque le era muy obediente, le dejó con todo su señorío y tierra.” (Zorita 1942 [ca. 1585]: 203). Ahora bien, esa afirmación no corresponde tampoco a la realidad, ya que entre 1477 y 1480, cuando los matlatzincas retomaron las armas en contra de la Triple Alianza, Chimaltecuhtli, vencido, tomó el camino del exilio hacia Michoacán.
- Fuera de inspirarse en el modelo de la organización política tripartita del expansionismo mexica, esta descripción de Zorita presenta una jerarquía de “señoríos” que desgraciadamente no corroboran las informaciones arqueológicas. Si bien Calixtlahuaca (Tollocan de las fuentes) tiene características que permiten hablar de una cabecera de señorío, en cambio en el periodo Posclásico, Teotenango y Tenancingo no parecen haber sido ciudades importantes[6].
- La Triple Alianza tropezó con las resistencias de los matlatzincas. Por consiguiente, el imperio azteca implantó guarniciones, favoreció la política de colonización de Tlatelolco y paralizó las estructuras sociales y políticas locales. Los matlatzincas fueron vencidos por la omnipresencia de la administración azteca en su territorio, luego, por las instituciones culturales durante la fase colonizadora. Un programa de tal envergadura revela lo que estaba en juego a nivel económico con la supeditación del Valle de Matlatzinco y hace hincapié en la voluntad de instaurar estructuras políticas imperiales en las regiones conquistadas.
- Para decirlo con pocas palabras, la conquista azteca introdujo cambios considerables: las repercusiones fueron el refuerzo político de algunos centros. Para dar mayor coherencia, las elites locales fueron reemplazadas por gobernadores aztecas que impusieron la adopción de las instituciones del imperio, lo mismo que los templos consagrados a deidades aztecas en los principales núcleos urbanos matlatzincas (Alva Ixtlilxóchitl 1977, II: 370). El distrito militar sustituyó a la jerarquía política de los núcleos regionales, aniquilando la organización del poder señorial.
La creación de la provincia tributaria de Calixtlahuaca a fines del siglo XV
- La formación de la villa española de Toluca fue determinada por la expansión de la Triple Alianza en el Valle de Matlatzinco. Los dos eventos son indisociables, pero el impacto de la conquista mexica, o sea la transición de un señorío a otro, es mucho más nítido en Tollocan que en el valle propiamente dicho (Menegus Bornemann 1994). En efecto, el objetivo era eliminar el señorío matlatzinca tras la huída de Chimaltecuhtli y concentrar el ejercicio del poder en Calixtlahuaca, como veremos más adelante.
- Los señores de la Triple Alianza, Axayacatl, soberano de Tenochtitlan, Nezahualpilli, señor de Texcoco, y el señor de Tacuba, emprendieron la conquista del Valle de Toluca en 1474. Además, en las fuentes impresas (Durán 1951 [ca. 1570-1581], II: 268) y en la tradición oral de la época colonial, se designan como aliados: Ahuitzotzin y Moquihuix, de Tlatelolco[7]. La participación de Moquihuix es difícil de comprobar ya que en 1473 las ciudades de Tenochtitlan y Tlatelolco estaban en guerra (Barlow in Monjarás-Ruiz et al. 1989, doc. 15: 186-188). En la Crónica Mexicana se anotan otras ciudades aliadas a la Triple Alianza (Alvarado Tezozomoc 1987 [1598], cap. XLVIII: 402)[8]. Los ejércitos imperiales llegaron rápidamente a Tenango donde los aztecas quemaron la efigie del dios de los matlatzincas, Cultzin; luego prosiguieron la invasión de los núcleos matlatzinca y se apoderaron de Calimaya, Tepemaxalco, Tlacotempan [Tlacotepec] y Tzinacantepec (ibid., cap. XLVIII: 404; Durán 1951 [ca. 1570-1581], II: 273). En su Historia de la Nación Chichimeca, Alva Ixtlilxóchitl explica que la primera ciudad vencida fue Tzinacantepec, luego, las ciudades ocuiltecas de Malacatepec y Coatepec. En 1475, la totalidad de los centros urbanos habían sido sometidos: “los chichimecas y otomíes de todas las provincias que contienen tres naciones, que son otomíes, mazahuas, y matlatzincas, cuyos pueblos son Xiquipilco, Xocotitlan, Xilotépec, Teuhtenanco, Tlacotépec, Callimayan, Amatépec, Zimatépec y Tolucan”. Posteriormente, en 1476, los mexicas sometieron Ocuilan y Tenancingo; fueron presos de guerra los que poblaron toda Xalatlaco (Alva Ixtlilxóchitl 1977, II, cap. LIII: 144)[9] y la gobernó Moçauhqui, capitán de Tenochtitlan (Torquemada 1975 [1612], I: 181). El afianzamiento de la conquista fue asegurado por guarniciones permanentes; en esa época, Chimaltecuhtli fue nombrado “señor de Toluca”.
- Los matlatzincas que vivían en Tecaxic, Zinacantepec, Tlacotepec, Calimaya y Teotenango sacaron provecho del repliegue de los contingentes para retomar las armas contra de la Triple Alianza. Esta sublevación tenía como origen el asesinato de los señores y la destrucción consecutiva del sistema político, así como el desarraigo de la población y las desmedidas exacciones fiscales. Esta serie de factores desencadenó una segunda guerra que duró cuatro años, de 1477 a 1480.
- Antes de su muerte, en 1481, Axayacatl conquistó los principales núcleos matlatzincas: Tenancingo, Teotenango, Calimaya, Tepemaxalco, Tlacotepec, Zinacantepec, Toluca, Xalatlaco, y la región otomí de Xiquipilco (Anales de Tlatelolco 1980 [1528]: 17). En el folio 10r del Códice Mendocino también figuran los pueblos de la zona lacustre –Atlapulco, Capulhuac, Metepec, Ocoyoacac, Tlaximaloyan– así como la ciudad otomí de Xocotitlan, al norte, y Ocuilan, al sureste, donde se hablaba el idioma ocuilteca.
- Desde el oriente hacia el occidente, el triunfo azteca fue seguido por un avance tarasco en sentido contrario, desde Michoacán, que desembocó en una lucha sangrienta entre los aztecas y los tarascos en Taximaroa, en 1482. El Códice Cruz y los cronistas Durán (Durán 1951 [ca. 1570-1581], I: 271-272) y Tezozomoc (Alvarado Tezozomoc 1987 [1598], cap. XLVIII: 404) relatan de manera pormenorizada las intrigas urdidas por los señores matlatzincas así como la caída de Axayacatl; podemos leer en Durán (Durán ibid., I: 287, 422-423), Tezozomoc y el Códice Aubin, la descripción de la lucha contra los tarascos a partir de 1476 (Dibble 1963: 47).
- Tuvo lugar una última campaña militar bajo Axayacatl[10] y más tarde bajo su sucesor Tizoc, en 1482 (Torquemada 1975 [1612], I, lib. 2o, cap. LIX y LX: 182)[11]. Tres años después, los matlatzincas asesinaron a los recaudadores de impuestos, símbolos por excelencia de los secuaces del imperio azteca. Este acontecimiento fue consignado por Chimalpahin Quauhtlehuanitzin (Durand-Forest 1987, II: 275). Sin embargo, según Juan de Torquemada, la rebelión era de los mazahuas (1975 [1612], I, lib. 2o, cap. LXIII: 186). La respuesta mexica fue inmediata, se tradujo en una guerra que aniquiló por completo al señorío matlatzinca. Fue sin duda por esa época cuando pereció la mayor parte de los señores. Finalmente, en 1488, se llevó a cabo una campaña militar contra los otomíes de Chiapan y Xilotepec (ibid., cap. L: 164)[12].
- Las rebeliones de la década de 1480 conllevaron la destitución inmediata de Chimaltecuhtli y una emigración masiva hacia Michoacán (Piña Chan 1975, II: 555)[13]; algunos buscaron refugiarse
[…] a donde ahora llaman Tlaulan […] Y así quedaron en la obediencia del señor de México y tomó para sí todas la tierras, y las arrendaba, y repartió algunas, y por ellas le pagaban tributo. Demás de esto todos los Matlalcingos que quedaron hacían una sementera para el señor de México, que tenía ochocientas brazas en largo y cuatrocientas en ancho. Los frutos de estas sementeras los encerraban en sus trojes, y estaban aplicados para las guerras y para las necesidades de la república. (Zorita 1942 [ca. 1585]: 203-204)
- Como lo sugiere Zorita, esas campañas, así como la huída de la población, permitieron a los aztecas usurpar todo el gobierno y los servicios del señorío matlatzinca. Para controlar completamente los territorios conquistados, Moctezuma II, sucesor de Tizoc, nombró a cuatro gobernadores: Maçacoyotzin para los matlatzincas, Mexayacatzin, señor de Xilotepec (para los otomíes), Acxoyotl, fue el jefe de Chiapan, y Ocollotzin señor de Xocotitlan (Hernández Rodríguez 1988: 52 y nota 73). Según los datos recabados en la región de Toluca en 1597, el hermano de Axayacatl, Teçucicatzin[14], gobernaba en Toluca-Calixtlahuaca. El llamado “señor de Matlatzinco[15]” fue por lo tanto un gobernador impuesto por los mexicas y ya no un señor natural (Menegus Bornemann 1994: 43).
- La reestructuración política, realizada por el intermedio de los señores de la Triple Alianza, vino acompañada de una reorganización de la vida económica y fiscal. La reestructuración política se calcó en gran parte sobre la herencia tepaneca.
La herencia tepaneca
- Recordemos brevemente que en los siglos XIV y XV, la autoridad tepaneca radicaba en las conquistas militares de Azcapotzalco: la conquista de Culhuacan, hacia 1347, marcó el inicio de un siglo de extraordinaria fuerza tepaneca: en efecto, hasta 1428, Tenochtitlan estaba subordinada a Azcapotzalco. Durante la fase de expansión tepaneca (1330-1430), un gran número de ciudades del Valle de Toluca se aliaron a Azcapotzalco: Ixtlahuaca, Toluca; Ocoyoacac, Atlapulco, Capulhuac, Xalatlaco, Coatepec, o sea pueblos de la orilla oriental del río Lerma (Figura 1), así como la región más septentrional del Valle de Toluca: Maxtleca, Cictepec, Xoquitzinco, Cepayauhtla y Suchiacan (Carrasco 1979: 271, fig. 27).
Figura 1. La expansión máxima del imperio tepaneca según el Memorial de los pueblos de Tlacopan. Según Carrasco (1979: 271).
- Tezozomoc (1367-1426), quien pasa por haber otorgado su poderío leyendario a Azcapotzalco, tomó el control del Valle de Toluca; su nieto, Totoquiahuatzin, recuperó parte de éste, en particular “aquellas serranías con sus vertientes, que eran de chichimecas, que son los que ahora llaman otomíes” y “las otras vertientes de las sierras, que le caen al Poniente, que corre hacia el Valle de Tolucan” (Torquemada 1975 [1612], I, cap. XXXIX: 144). En 1428, el cuarto hueytlatoani de Tenochtitlan, Itzcóatl (1427-1440), sometió Azcapotzalco y muchas regiones otomíes se volvieron súbditas de Tacuba[16], entre ellas Ixtlahuacan, Ocelotepec, Quahuacan y Xilotzinco (Paso y Troncoso 1939, XVI: 71-74). Tras la caída de Azcapotzalco, se interrumpió la relación entre el Valle de Toluca y Tezozomoc. Paralelamente, desde Tenochtilan, Itzcóatl creó una alianza con Texcoco y Tacuba. De ahí en adelante la Triple Alianza tenía destinos estrechamente vinculados; todas las operaciones de conquista iban a resultar en un reparto de los territorios de los vencidos.
- Esta serie de acontecimientos tuvo importantes repercusiones en la región de Toluca; los matlatzincas no habían aceptado la supremacía de esta alianza. Las declaraciones recogidas en el siglo XVI atestiguan que las jerarquías internas (terruños, territorios) superaban las formas de gobierno nacidas de la creación de la provincia tributaria de Matlatzinco. Un siglo más tarde, las rivalidades tribales se fueron atenuando, pero la memoria de la potencia militar de Azcapotzalco no podía desaparecer dado que había ligado el destino tepaneca al de los matlatzincas. Ésta fue la opción elegida por algunos autores de Códices Techialoyan al perpetuar el mito de un personaje (Tezozomoc o Totoquiahuatzin) indisociable del poder de Azcapotzalco (Béligand 2007). En todos los casos, las declaraciones según las cuáles algunos pueblos eran herederos directos de los tepanecas apuntaban a borrar la supremacía de Tenochtitlan y de la Triple Alianza.
- Por su parte, los mexicas habían vuelto opaca la identidad matlatzinca. Lo comprueba en gran medida la imprecisión en cuanto a la terminología, ya sea la del linaje matlatzinca reinante, de la cabecera de señorío, o también de la región.
Pintabati, Calixtlahuaca, Tollocan, Matlatzinco: una aproximación a la lexicología
- Las fuentes no aclaran el apellido del linaje que reinaba en Calixtlahuaca. Sin embargo algunas evidencias condujeron al arqueólogo Michael E. Smith –investigador de Calixtlahuaca– a considerar que las antiguas dinastías que reinaban en la ciudad pudieron haber llevado el nombre de Chimal, como en Chimaltecuhtli[17]. En el sitio se encontraron varios relieves que representan personajes masculinos llevando un escudo (chimalli), asociado con flechas y el emblema de un guajolote (Smith 2013: 6); así, la dinastía se hubiera representado a sí misma como una corporación de guerreros.
- Antes de llamarse Calixtlahuaca, la cabecera era conocida bajo el nombre de Pintanbati[18]. Las ocurrencias que encontramos en los dos diccionarios de Basalenque dan por resultado asociaciones léxicas entre “llano”, “casa”, “pedregal”, “piedra”, y tal vez “corona” (1975a: 153, 178, 242; 1975b: 62, 79, 214, 219, 269)[19], es decir que el topónimo Pintanbati parece acercarse en algunos de sus componentes al de Calixtlahuaca que significa “casas en el llano”. Sin embargo, lo que hace falta en el nombre de Calixtlahuaca es el concepto de “pedregal” que está claramente indicado en la posible raíz, in pintho, del topónimo Pintabati. En ambos casos, se define más bien una zona geográfica, construcciones “en un llano”, pero con todo el nombre de Pintabati precisa mejor las funciones del lugar. Agreguemos que la designación de “casas en el llano” remite más bien a la noción de región urbanizada y no a las estructuras más imponentes de la antigua cabecera, construidas en el cerro.
- Añadamos que el topónimo Pintanbati no es una traducción a posteriori del nombre náhuatl Calixtlahuaca, sino más bien fue el nombre matlatzinca de la ciudad que probablemente inspiró al de Calixtlahuaca. Es preciso recordar que, en sus declaraciones, los indios explican claramente que “en tiempo de la ynfidelidad [la ciudad] se llamava en lengua matalcinga Pintanbati y en la mexicana Calystlahuac[20]”.
- Lo que es indudable es que los indios del Valle de Matlatzinco no se refieren nunca a la “villa de Toluca” sino al “lugar que ahora llaman Tollocan”, subrayando así su reticencia a adoptar una terminología que les era ajena, ya que para ellos Tollocan era antes que nada un pueblo de indios de la época matlatzinca. En cambio, no dejan de repetir que la capital de Chimaltecuhtli era Calixtlahuaca, lo que parece confirmar la superioridad y el carácter dinámico de la ciudad, particularmente en el campo de los intercambios. Recordemos que se puso en evidencia la circulación del material cerámico Posclásico de Calixtlahuaca; Smith explica que la presencia de “cerámica de importación” indica que la cabecera participaba de las redes de intercambios de la época Posclásica[21] y que esos objetos tenían muchísimo valor porque los colocaban como ofrendas en los entierros (Smith 2005: 5).
- La proyección del sitio urbano de Calixtlahuaca data del Posclásico; era la antigua capital del Valle de Matlatzinco, identificada por los indios del siglo XVI como la ciudad donde residía el linaje matlatzinca de Chimaltecuhtli[22]. En el sitio estaban erigidos dos templos, uno de planta circular[23] y el otro de planta cuadrada y se caracterizaba por un conjunto de estructuras arquitectónicas diversas: edificios públicos, una zona residencial probablemente reservada a la nobleza y una zona de producción artesanal (lítica). La Estructura 17, en la que García Payón reconoció un calmecac (García Payón 1936), pudo ser más bien un palacio real (Smith 2003; Smith 2005: 5; Sergheraert 2009: 305-313)[24].
- Si es preciso ubicar justamente la cabecera del señorío matlatzinca, queda por explicar lo que se entiende por “matlatzinca”, ya que el término define dos nociones: un territorio y un pueblo.
- El término “Valle de Matlatzinco”, o “Chiuhnauhteca”, o “Valle de Matalcingo”, no deja de plantear muchas incógnitas. Designa en efecto un espacio geográfico cuyos límites varían en función de las épocas y de las intenciones de los pueblos que ahí se instalan, por lo general después de una conquista; no remite, pues, a un “pueblo” o a “un idioma”. Por lo demás, los intentos de generalización han probado sus limitaciones; así, los trabajos que adoptaron “un enfoque étnico preconcebido” al asimilar el Valle de Matlatzinco a los matlatzincas (Quezada Ramírez 1972) o los otomíes, hicieron abstracción de las otras poblaciones, y singularmente los nahua-hablantes. Ese problema ha sido subrayado recientemente por Tomaszewski y Smith (Tomaszewski y Smith 2010). Estos planteamientos no hacen más que borrar todo cuanto no cesa de ser patente en el Valle de Toluca: la presencia de un extraordinario mosaico indígena que se desenvuelve en un espacio sumamente amplio. Los matlatzincas podrían ser por lo tanto los “habitantes de Matlatzinco”, pero el término no se reduce a la etnia matlatzinca-hablante, sino que engloba a un gran número de unidades sociales espacialmente entreveradas, con herencias culturales múltiples y modos de dominación igualmente yuxtapuestos, sin ninguna unidad a escala del conjunto del Valle. Si bien el vocablo matlatzinco o chiuhnauhteca designa de hecho un espacio geográfico, lo designa con relación a un lugar específico, la cabecera de Matlatzinco, es decir Calixtlahuaca, así como ya lo hemos señalado. Les testimonios del siglo XVI tardío confirman que Calixtlahuaca era la cabecera del señorío matlatzinca antes de la conquista azteca, y que se llamaba Pintanbati[25].
- Lo cierto es que esta terminología perduró hasta la época colonial con el nombre de “Valle de Matalcingo” y que la administración real, lo mismo que los religiosos, ha extendido claramente el término en regiones no matlatzincas, tal como la región septentrional del valle, poblada esencialmente de mazahuas y otomíes; en efecto, utilizaban el vocablo como una noción política y geográfica, designando un señorío menor, una zona de circulación y de migraciones, o, si se quiere, una zona intermedia entre el imperio azteca y los tarascos.
- Aun cuando la definición de “Valle de Matalcingo” tiende a evolucionar, siempre incluye las ciudades principales de Xiquipilco, Toluca, Teotenango, Tenancingo y Ocuilan, Finalmente, la definición del valle propiamente dicho se funda en cuatro ejes: un eje occidental (somontano), de Toluca a Teotenango, un eje oriental, de Ocoyoacac a Ocuilan, un eje suroeste-sureste, de Tenancingo a Malinalco, y un límite norte que incluye Ixtlahuaca, Xiquipilco y Xocotitlan. Así, las diferencias de percepción del Valle de Matalcingo se deben a la inclusión o exclusión de la región otomí de Jilotepec y de la región mazahua de Atlacomulco.
- La geografía colonial encajó en un primer momento con las cabeceras de la provincia tributaria; posteriormente, la región otomí y mazahua (en las cercanías de Ixtlahuaca, Jocotitlan y Atlacomulco) fue asimilada al Valle de Matalcingo, probablemente porque Xiquipilco había sido conquistada por Axayacatl, y Xilotepec, por Moctezuma II (Figura 1). En total, las tres regiones, septentrional, central y meridional, fueron consideradas como un conjunto y agrupadas con el nombre de Valle de Matalcingo. En cambio, tras la conquista azteca, la definición de Valle de Matlatzinco se centró en la provincia tributaria cuyo centro político y simbólico era Calixtlahuaca. Ahora bien, a principios del siglo XVI, fundada a partir del núcleo del antiguo pueblo de indios de Tollocan, nació una nueva villa de españoles, Toluca, cuya formación plantea varias problemáticas. Para comprender el proceso, podemos basarnos en una documentación más tardía que fecha de 1597: primero un croquis[26], elaborado por Lucas de San Miguel principal de San Miguel Totocuitlapilco (Figura 2), el cual ilustra una serie de testimonios proporcionados en torno a una encuesta conducida por el Tribunal de la Audiencia de México, cuya finalidad era determinar los estatutos de los pueblos que caían en la jurisdicción del marquesado del Valle, en el Valle de Toluca[27].
Figura 2. Croquis de repartición de tierras, elaborado por Lucas de San Miguel, indio principal de San Miguel Totocuitlapilco. Fuente: AGN, Hospital de Jesús, leg. 277, cuad. 3, exp. 2.
La repartición de las tierras por Axayacatl
- Tras la conquista por la Triple Alianza, Axayacatl distribuyó tierras a sus aliados y se constituyó un patrimonio para sí mismo tomando las tierras de la casa de Chimaltecuhtli (Cuadro 1).
Notas : * AGN, Hospital de Jesús, leg. 277, cuad. 3, exp. 2, croquis; ** AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 1r-40v (1597). (1): En el croquis no se especifica a quien pertenecen las tierras de Tlacotepec, pero aparecen dibujadas en el mismo espacio que las de Cacalomacan, Zacango y Capultitlan; por lo tanto, podrían ser de Axayacatl; (2): El texto que acompaña el croquis dice: “Calixtlahuaca S[an] Francisco huel o[m]pa cavecera matlatzinca hasta que los hechó Axayaca[tl]”; (3): En el croquis, Tzinacantepec aparece como tierras que “pertenecen a Axayacatl”, pero no en las declaraciones transcritas; (4): Sujeto de Texcoco; (5): Los calpixque se encontraban en Santiago Miltepec, es decir cerca o en el lugar mismo donde la nobleza matlatzinca se instaló después de la huída de Chimaltecuhtli. T: Pueblo utilizado para formar la villa de Toluca.
- Axayacatl dio tierras al señor de Tlatelolco, a su hermano Ahuitzotl, y luego a los señores de Tacuba y Texcoco (Figuras 3 y 4). Anteriormente, cuando Moquihuix era señor de Tlatelolco, percibía los tributos de San Bartolomé Tlaltelolco y San Miguel Totocuitlapilco, sin lugar a dudas por concepto de la herencia tepaneca, ya que era hijo de Tezozomoc. Ahora bien, cuando fue conquistado el valle por la Triple Alianza, ya había fallecido; en Tlatelolco el poder estaba vacante y los bienes de la ciudad habían sido confiscados y reunidos con los de Tenochtitlan tras la guerra entre las dos cabeceras. El llamado “señor de Tlatelolco” al que se refieren las fuentes de ninguna manera puede ser él, aun cuando los testigos escuchados en 1597 asocian las posesiones de Tlatelolco en el Valle de Toluca con Moquihuix. Tal vez hayan sido beneficiarios sus herederos, particularmente uno de los hijos que había tenido con una hermana de Axayacatl[28]. ¿O bien eran otros señores? Robert Barlow explica que, entre 1473 y 1488, hasta el advenimiento de Itzcóatl, o sea entre la caída de Tlatelolco y el reino de Ahuitzotl, Tlatelolco era gobernada por “cónsules”: fueron Tlahuelloctzin y Ouacoizici (Barlow in Monjarás-Ruiz et al. 1989, II, doc. 10: 127). Por consiguiente es muy probable que el sucesor del “señor de Tlatelolco” en el Valle de Toluca simplemente haya sido el imperio azteca. Ahora bien, para los indios de fines del siglo XVI, esos dos pueblos pertenecían a Moquihuix, de Tlatelolco, otra manera, para los descendientes del señorío matlatzinca, de excluir de su memoria la conquista azteca, y de hacer resonar la época tepaneca, como ya lo hemos subrayado. Tiene validez esta aserción también para el binomio que forman Tacuba y Chimalpopoca[29], quien no pudo haber recogido tributos de esta provincia tributaria ya que falleció en 1427, mucho antes de la conquista por la Triple Alianza. En cambio, en el momento de la conquista, el señor de Texcoco sí era Nezahualpilli, así como lo indican las fuentes de fines del siglo XVI[30].
Las tierras patrimoniales de Axayacatl
- La mayor parte de los pueblos poseídos por Axayacatl y después por sus sucesores estaban situados en los alrededores del pueblo de indios matlatzinca de Tollocan: San Francisco Calixtlahuaca, al norte; Tzinacantepec, al oeste; Santa María Cacalomacan[31], al sur; San Simón Zacango, al sureste de Santiago Tlacotepec; La Transfiguración Capultitlan, al norte de Santiago Tlacotepec y San Antonio Tlacpac, ubicado, según los testimonios contemporáneos, entre Cacalomacan y Toluca; todos eran contiguos a los sujetos de Azcapotzalco: San Pablo Actopan y Santa Cruz Azcapotzaltonco[32] (Figura 3). En Cacalomacan, Miltepec[33] y Calixtlahuaca, había trojes donde se juntaban los granos para el soberano, mientras que en Santa María Asunción[34], Tlacpac[35], Capultitlan y San Miguel Zacango[36], algunos calpixque colectaban los tributos y los llevaban a Tenochtitlan. Según los indios, las trojes hubieran sido quemadas, ya sea en tiempo de Chimaltecuhtli[37], probablemente en signo de represalias en contra de Axayacatl (por lo tanto en la primera fase de la conquista azteca, hacia 1476), o bien por los “pobladores de Toluca”, hacia 1551[38].
Figura 3. Pueblos tributarios de los aztecas y sus aliados en el Valle de Matlatzinco (1475-1490). Fuente: AGN, Hospital de Jesús, leg. 277, cuad. 3, exp. 2, croquis.
- Parte de la zona comprendida entre Calixtlahuca y Capultitlan eran posesiones de Axayacatl, a excepción de las tierras dadas a Texcoco, y por lo tanto la repartición originaria del altepetl de Calixtlahuaca había sido modificada. Importa subrayar que sin duda las posesiones de Axayacatl correspondían al mero corazón de lo que había sido Pintanbati-Calixtlahuaca antes de la conquista azteca. Parte de esas tierras habrían servido posteriormente a la fundación de la villa de Toluca[39] (Figura 4), como lo relata Lucas de San Miguel, indio principal de San Miguel Totocuitlapilco y autor del croquis de reparto de tierras[40] (Figura 2).
Las tierras de Ahuitzotl
- Si nos atenemos al relato de Pedro Hernández[41], tras la conquista azteca Axayacatl distribuyó las tierras que habían sido abandonadas después de la huida de Chimaltecuhtli y sus sujetos. Concedió algunas a su hermano Ahuitzotl (tlatoani mexica de 1486 a 1502) al noreste de Toluca: sus términos orientales llegaban al río Chicnahuapan y se prolongaban hacia el norte[42]. Los tributos de San Cristóbal Olitic, San Andrés Cuexcontitlan y San Mateo Otzacatipan se llevaban a México donde residía Ahuitzotl, hasta que Cortés integró estos pueblos a la Corona[43] (Figura 3).
- San Andrés Cuexcontitlan y San Mateo Otzacatipan se encuentran al noreste de la villa de Toluca. San Cristóbal Olitic podría ser San Cristóbal Huichochitlan, al oeste de San Mateo Otzacatipan, porque el pueblo que se llama San Cristóbal Tecolit (al oeste de Cacalomacan) está muy lejos de Cuexcontitlan y Otzacatipan. Las declaraciones oídas en la época no nos permiten resolver esa cuestión, por lo que hemos inscrito las dos localizaciones posibles en la Figura 3. Los testigos declararon en efecto que las tierras de Ahuitzotl estaban contiguas a las tierras de Axayacatl por el oeste; ahora bien, San Cristóbal Tecolit era colindante de Cacalomacan (posesión de Axayacatl) y San Cristóbal Huichochitlan, limítrofe de Santiago Miltepec, donde se encontraban las trojes (Figura 3).
Las tierras de Tacuba
- En la década de 1480, Tacuba percibía los tributos de San Pedro Totoltepec (al noroeste de San Mateo Atenco) y San Lorenzo Tlacalpan, que indudablemente es San Lorenzo Tepaltitlan. Hemos encontrado el tercer pueblo gracias a un expediente posterior que recaba la lista de los pueblos sujetos a Toluca en 1635[44]. En ese documento, el pueblo se llama Santa María Magdalena Tlacopan y está ubicado al noreste de Santiago Miltepec (Figura 3). Estos tres pueblos se sitúan muy al sur de las tierras de Ahuitzotl, tal como lo indica el croquis (Figura 2). Los testigos oídos ratificaron su localización: los linderos de las tierras de Tacuba eran “al oriente, el río Chicnaguatenco; al poniente, las tierras de Axayaca y Montezuma; al sur, lindan con tierras que Axayacatl dio a Texcoco; al norte, con tierras de Ahuitzotl”[45].
- La reconstitución de los espacios tributarios corrobora las declaraciones de la época. Las posesiones de Tacuba, en San Pedro Totoltepec, llegaban hasta el río Lerma; colindaban con San Mateo Atenco –al este de Toluca–; al oeste, eran contiguas a las tierras poseídas por Axayacatl en Santiago Miltepec. Al sur, eran vecinas de Texcoco (San Jerónimo Chicahuaztitlan) y al norte, de Ahuitzotl (San Andrés Cuexcontitlan). Los testigos indígenas explicaron que los términos de Tacuba eran “distintos y apartados” de los de Toluca, lo que significa que pertenecían a jurisdicciones diferentes.
Las tierras de Texcoco
- Ésta es la lista de las localidades que pagaban tributo a Texcoco: San Juan Bautista Mazatlan (barrio mexica), Santa María Concepción Aticpac, San Sebastián Xalpan (de mexicas), Santa María Natividad, “por Metepec”, Santa Ana Tlancingo, San Gerónimo Chicahuaztitlan, San Juan Amanalco, “de los mexicatlaca”.
- San Juan Amanalco se encuentra al oeste del Xinantécatl. Parte de las otras localidades se sitúan en la cuenca del Alto Lerma; primero, San Jerónimo Chicahuaztitlan (San Juan Chicahualco) y Santa Ana Tlancingo (Santa Ana Tlapaltitlan), al este-sureste de Toluca. El pueblo de Santa María Nativitas corresponde a una localidad que debió situarse entre Santa Ana Tlapaltitlan y San Juan Chicahualco, o bien es el pueblo de Santa María Nativitas, al sur de San Bartolomé Tlatelulco (Figura 3)[46]. Cambiaron el nombre de La Concepción Aticpac por el de San Miguel Aticpac “y su barrio de Pinaguizco”[47], pueblo que se sitúa en el corazón de la actual ciudad de Toluca, en su parte occidental (Figura 4, puntos 4 y 5).
Figura 4. Formación de la villa de Toluca (años 1530). Fuentes: AGN, Hospital de Jesús, leg. 277, cuad. 3, exp. 2; AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4.
- El topónimo de San Sebastián Xalpan es más difícil de localizar: podría tratarse de San Sebastián, al sur de San Mateo Atenco, o de Santa María Jajalpa, al este de Tenango del Valle, o bien de San Pedro Tejalpa, al sur-suroeste de Zinacantepec (Figura 3). Por último, San Juan Bautista Mazatlan corresponde quizás a San Juan Buenavista, un barrio situado al noreste de Toluca[48].
- En definitiva, la mayoría de las posesiones de Texcoco están ubicadas muy cerca de la antigua cabecera de Calixtlahuaca (en los barrios noreste de la actual ciudad de Toluca) así como en la zona lacustre. San Juan Amanalco y Tejalpa se encuentran en la misma latitud, Amanalco al oeste del volcán Xinantécatl y Tejalpa al este de las vertientes volcánicas. Así, los sujetos de Texcoco forman un arco entre Amanalco, el punto situado más al oeste del volcán, y Santa María Jajalpa, en la cuenca lacustre. Los indios que habían sido sujetos de Texcoco declararon que habían pagado tributo al rey de Texcoco y reconocido como señor al soberano de México[49]. Sabemos que hasta 1519 los tlatoque de Texcoco, además de tener posesiones en el Valle de México, tenían sujetos en el Valle de Toluca. Ahora bien, hacia 1522, cuando Cortés se asignó toda el área de la capital acolhua, las tierras de Texcoco en el Valle de Toluca cesaron de cultivarse en provecho de los tlatoque. Los indios de Calixtlahuaca, al igual que los originarios de otros centros urbanizados, habían sido transferidos a los barrios de la futura villa de Toluca. Entre los pueblos así repoblados, Tlancingo y Aticpac habían sido tributarios de Texcoco.
Las tierras imperiales
- En el croquis de Lucas de San Miguel, las tierras consignadas como mexicotlalli son: San Mateo Atenco, Metepec, Calimaya y Tlacotepec, es decir la parte central del valle colindante con las tierras de Teotenango (Figuras 2 y 3). Se trata de los pueblos que producían el tributo para Tenochtitlan (Figura 2). Al sur de Tlacotepec, Axayacatl había colocado mojoneras que fueron utilizadas por los jueces españoles en los últimos años de la década de 1550 para deslindar los territorios de las congregaciones (Béligand 2005). En tiempos de Moctezuma II, se almacenaba el tributo imperial en las trojes de San Mateo Atenco, punto estratégico de convergencia de las tierras de los señores de Tacuba, Texcoco y Tlatelolco, desde donde Tenochtitlan podía ejercer un control centralizado en medio de una red entreverada de beneficiarios. Sin duda fue para reorganizar el nuevo armazón fiscal que Moctezuma II residió algún tiempo en el Valle de Matalcingo, probablemente en 1502, puesto que, según Juan de Torquemada, cuando falleció su tío Ahuitzotl, Moctezuma se encontraba en el Valle de Toluca (Torquemada 1975-1979 [1612], I, lib. 3, cap. LXVIII: 267-269)[50].
- Al noreste de Toluca y suroeste de Zinacantepec, Ahuitzotl poseía (hasta su muerte en 1502) tierras patrimoniales; además de Calixtlahuaca, la mayoría de las tierras patrimoniales de Axayacatl estaban situadas al sur-suroeste y al oeste de la futura villa de Toluca. El valle central estaba sujeto a Tenochtitlan hasta Calimaya; el señor de Tacuba tenía posesiones al este y, sobre todo, al oeste de Toluca; el señor de Azcapotzalco, al norte y al sur de Calixtlahuaca; finalmente, el señor de Texcoco tenía posesiones en la parte oriental y meridional y también controlaba la vertiente occidental del volcán Xinantécatl.
- En suma, esa provincia tributaria no coincidía con las divisiones políticas del periodo matlatzinca pero sí tenía un centro: la cabecera, Calixtlahuaca, con fuerte connotación simbólica, dado que estaba constituida alrededor de las tierras patrimoniales de Axayacatl (y luego Moctezuma II) tomadas al señor de Pintanbati. Tras la huída de Chimaltecuhtli y de la población local, la conquista azteca llevó a la desaparición de las relaciones señoriales entre los señores naturales (matlatzincas) y sus sujetos. Incluso, en algunos lugares como Tzinacantepec, la población local fue remplazada por nuevos pobladores de la cuenca. La eliminación de los señores locales no era habitual entre los aztecas que por regla general se satisfacían con introducir un calpixque para colectar el tributo imperial y dejaban las autoridades naturales en su lugar (Carrasco 1996: 310-311). En Calixtlahuaca esa solución simplemente no se pudo aplicar, la provincia tributaria imperial no podía coincidir con la división del periodo matlatzinca por falta de gobierno matlatzinca.
La Triple Alianza, la Corona española y el marqués
- La reconstitución de la formación de Toluca indica que la “villa”[51] de españoles fue creada por el amalgama de diversos barrios cuyas jurisdicciones políticas, en el periodo mexica, estaban separadas. Probablemente sea la razón por la que los indios explican que “no hubo en el dicho tiempo de la infidelidad villa ni pueblo que se llamase Toluca[52]”. Los testigos aseguran que la villa de Toluca había surgido tras la fundación del primer monasterio franciscano junto a un tianguis (¿y aldeas?) ubicado al sureste del Cerro Morelos[53]. Para poblarla, los indios de Calixtlahuaca habían sido desplazados e instalados en las antiguas tierras patrimoniales de Axayacatl[54].
- Según el croquis elaborado en 1597 (Figura 2), los pueblos donde fue erigida la villa de Toluca fueron San Mateo Oztotitlan, Tulitic (o Olitic, San Cristóbal), el Cerro de San Bernardino Tzocoyotitlan (o Cocoyotitlan), San Miguel Pinahuyzco, Santa María Concepción Aticpac (u Octicpac), Santa Ana Tlancingo, Santa Bárbara Mixcoac, San Juan Evangelista, Santa Clara Cozcatlan (o Cuzcatlan), o sea, un conjunto de pueblos situados dentro de los límites del antiguo señorío de Pintanbati-Calixtlahuaca (Figura 3). Algunos de estos barrios se localizan al oeste de la villa de Toluca y corresponden al antiguo pueblo de indios de Tollocan; en efecto, San Mateo Oxtotitlan, el Cerro de San Bernardino, San Miguel Apinahuizco y Santa Bárbara Mixcoac se encuentran cerca del Cerro de la Teresona y del Toloche.
- En el barrio de San Bernardino Tzocoyotitlan, el arqueólogo Rubén Nieto registró materiales arqueológicos matlatzincas del Posclásico medio y tardío[55]. En el barrio de Pinaguizco (que linda con Santa Bárbara Mixcoac y Zopilocalco y fue sujeto de Texcoco tras la conquista de la Triple Alianza), localizó material cerámico matlatzinca, asociado con cerámica azteca iii y iv; según él, “es probable entonces que estos asentamientos mantuvieran población matlatzinca”. Además, explica que es significativa la presencia de cerámica matlatzinca del Posclásico tardío combinada con características “que se han asociado con la tradición cerámica identificada como rojo Texcoco[56]”; por lo tanto, es posible que hubiera habido una interacción entre Texcoco, que cobraba el tributo, y las poblaciones locales. Como lo vimos, tras la conquista azteca, Pinaguizco fue sujeto de Texcoco y es probable que las asociaciones cerámicas revelen no tan sólo alguna interacción sino más bien el desplazamiento de poblaciones originarias de la cuenca de México.
- Los otros barrios de la villa de Toluca están situados más al norte: Santa Clara Cuzcatlan, al noreste: San Juan Evangelista (San Juan Buenavista) y al este: Santa Ana Tlapaltitlan (Santa Ana Tlancingo). Queda pendiente el problema de la localización de San Cristóbal Olitic (o Tolitic). Si se tratara de San Cristóbal Tecolit, el pueblo estaría ubicado muy al oeste de la villa, hacia el sur de Zinacantepec; en cuanto a San Cristóbal Huichochitlan, se sitúa al norte, en un radio menos ancho y es probable que se trate de dicho pueblo. Si tal fuera el caso, observamos que Hernán Cortés había sido muy ambicioso al hacer el proyecto espacial de una villa, cuya población no alcanzó niveles muy significativos antes del siglo XIX. Una parte de estas tierras sirvió para fundar la “villa de Toluca”[57]; es lo que explica Francisco Hernández quien declaró que los españoles habían fundado Toluca en las tierras de Axayacatl[58], pero que antes no existía ninguna ciudad.
- La formación de la villa de Toluca echa luz en la estrategia de Cortés quien había entendido la situación tan claramente que consiguió fundir en una sola jurisdicción (la llamada villa de Toluca) los barrios de la Tollocan matlatzinca, las tierras patrimoniales de Calixtlahuaca, Miltepec y Cacalomacan, junto con las tierras imperiales y las posesiones de Ahuitzotl, además de las de Azcapotzalco y del señor de Tacuba. Le hacía falta consolidar la ampliación de la villa de Toluca hacia el lado oriental, lo que hizo quitándole al señor de Tlatelolco, y sobre todo al de Texcoco, su jurisdicción sobre los tributos. Finalmente, en la década de 1560, se apoderó de San Mateo Atenco (Figura 3), con el pretexto de que era una jurisdicción sujeta a Toluca (Menegus Bornemann 1994). Más allá de San Mateo Atenco, sometió la parte central del Valle de Toluca que dividió en encomiendas desde Metepec hasta Calimaya y Tepemaxalco; entregó el sur a sus allegados, Tenango del Valle a Juan de Burgos, y Malinalco a Cristóbal Romero y al conquistador Sebastián Rodríguez de Ávalos; Ocuilan a Serván Bejarano, y Tenancingo a Juan de Salcedo.
Conclusión
- En resumen, la región de Toluca fue reestructurada por completo durante la década de 1530 y nunca se llevó a cabo la restitución del señorío matlatzinca como lo demostró Margarita Menegus (ibid.). Las tierras de Axayacatl y de su hijo abarcaban buena parte del Valle de Toluca, de Calixtlahuaca a Almoloya del Río. Cortés había reclamado la jurisdicción de esos territorios que había calificado de “sujetos de Toluca”. Eran éstas dependencias extrínsecas de donde, sin embargo, los descendientes de Moctezuma no fueron completamente expulsados: en efecto, Juan Cano Moctezuma[59], nieto de Isabel Moctezuma, fue encomendero de “Ocoyoacac, Tepehuexoyocan, Quappanouayan, Capolloac y Couatepec[60]”. En cambio, los descendientes de los señores de la Triple Alianza, que habían beneficiado de tierras en el Valle de Toluca prácticamente ya no tenían poder. Por ejemplo, en 1561, Tacuba había solicitado la devolución de sus derechos sobre los tributos de Cictepec y Cepayauhtla; ahora bien, ambos pueblos habían sido atribuidos en encomiendas y separados de la jurisdicción señorial de Tacuba (García Pimentel 1903-1907, I: 353; Colección de documentos inéditos 1927-1932, I: 193-194)[61].
- Los indicios recabados en la encuesta que se llevó a cabo en los años 1590 muestran que todavía quedan problemas por resolver en la reconstrucción de las dinastías posteriores a la conquista de Axayacatl, así como en la formación de nuevos altepeme. Sin embargo, queda claro que estas dinastías ya no gobernaban más que altepeme de poca amplitud espacial con jurisdicción sobre tierras y asentamientos limitados. Se había destruido la jerarquía política que, de alguna manera, constituía al “Valle de Matlatzinco” en altepetl, dotado de cierta capacidad fiscal, jurídica y militar hacia los años 1450-1470. Otro resultado de esta investigación refiere que podemos afirmar que “Tollocan” no ha sido cabecera de un altepetl; en efecto, lo que en la documentación no deja de imponerse es el binomio Pintanbati-Calixtlahuaca, y eso abarca más allá de las fronteras del siglo XVI. Finalmente, en su (escasa) burocracia, los mexicas no integraron linajes nobles nacidos del aparato señorial matlatzinca y tampoco buscaron restituir el gobierno, los tributos y servicios personales a los señores naturales. Con vista a matizar y profundizar nuestras conclusiones, nos parece que hace falta analizar, en la larga duración, los cambios ocurridos en otras provincias tributarias del imperio azteca, por ejemplo las de Cuahuacan (zona serrana ubicada entre el Valle de Toluca y el de México) e Ixtlahuaca, en la parte septentrional del Valle de Toluca.
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Notes
[1] Testimonio de Francisco Serrrano, de ochenta años de edad. Véase la “Probanza del fiscal de Su Majestad en el pleito que trata con el marqués del Valle”, 1597. Archivo General de la Nación, México (en adelante AGN), Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 44r.
[2] Institución representativa (importada de España) de las repúblicas de indios cuya cabeza es el gobernador indígena electo y ya no un señor natural, es decir hereditario.
[3] En 1567, el marqués de Falces, virrey de la Nueva España, definió las dimensiones de los sitios de estancias, de las caballerías y de las suertes de tierras, así como de las superficies de riego. Las tierras de indígenas y las de los labradores españoles debían ser distantes de quinientas varas, calculadas desde la esquina de la última casa del pueblo. Ese perímetro designaba el fundo legal de los pueblos de indios; véase la Ordenanza del 26 de mayo de 1567, Biblioteca Nacional de Madrid, Ms. 20.245, núm. 17. En 1573, una Real Cédula de Felipe II, estipuló que los pueblos de indios debían beneficiarse de tierras de labor, de recursos acuíferos y de bosques, así como de un ejido de una legua de lado para el ganado. Véase Recopilación de leyes de los Reynos de las Indias [1681], lib. iv, título 3, ley 8. A partir de 1578, la situación había evolucionado y esas 600 varas se aplicaban a las sementeras de las comunidades, o sea a las parcelas destinadas a financiar los gastos de los cabildos; todos los propietarios de un terreno de diez brazas en cuadra pagaron a su cabildo un real y medio para financiar los gastos colectivos. Esas cantidades servían también para comprar maíz en tiempos de escasez.
[4] Margarita Menegus detectó tres fases. En la fase 1521-1550, se conservaron las formas de gobierno y el sistema tributario indígenas; la república de indios se creó paulatinamente, entre los años 1550-1570 y hacia 1591 (Real Cédula de composición) la república de indios suplantó en forma definitiva al señorío indígena.
[5] La terminología es colonial, por lo tanto el vocablo “Tollocan” no se refiere a la cabecera de señorío sino más bien al nombre que tuvo desde principios del siglo XVI como lo veremos más adelante.
[6] Las ruinas de Teotenango son templos y edificios cívicos construidos en el Epiclásico (cuando probablemente fue una capital importante). Durante los periodos Posclásico medio y tardío, hay huellas de ocupación en los cerros junto a la ciudad epiclásica, pero aparentemente no se edificaron nuevos templos o conjuntos cívicos e inclusive en la fase 1150-1450 d.C., el centro ceremonial estaba semidestruido y abandonado; los templos y las plazas ya habían perdido su carácter ceremonial (Tommasi de Magrelli 1978: 378); las urnas funerarias depositadas en el sitio podrían atribuirse a personas procedentes de otros lugares que escogían ser sepultados en la ciudad abandonada (ibid.; Zacarías 1975). Tras la conquista española, los indios tuvieron que abandonar los cerros y la población fue congregada en el llano. En cuanto a Tenancingo, es un sitio muy mal conocido, pero tampoco presenta las características arquitectónicas de una cabecera de señorío, al menos en el Posclásico.
[7] AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 1r, f. 10r-v, f. 17r y f. 23v.
[8] “[…] las gentes de Aculhuacan, tezcucanos, xochimilcas, chalcas, chinampanecas, Culhuacan, Cuitlahuac, Mizquic, Iztapalapam, Mexicatzinco, Huitzilopochco, Cuyuacan, Tacuba, Azcaputzalco y Huatitlan”.
[9] “[…] y los vencieron [los de la provincia de Matlaltzinco], y con los cautivos poblaron el pueblo de Xalatlahuco”.
[10] “Bolvieron a hacer Guerra à los Matlatçincas, y fue [Axayacatl] à Toluca, y à Tlacotepec, y prendió, por su persona, dos Valerosos Soldados, con sus Mugeres, y Hijos; aunque en esta Guerra, murieron muchos Mexicanos, y Aculhuas”.
[11] “Este Rei […] tuvo Guerra con los de Tlacotepec, y los venció”.
[12] “[…] hicieron Guerra estos tres Reies [Moctezuma Ilhuicamina, Nezahualcoyotl y Totoquiahuatzin], à los de las Provincias de […] Xilotepec, gente fuerte y animosa; y los vencieron y hicieron Tributarios del Imperio”.
[13] “Los Matlatzinca de Toluca fundaron Charo, en Michoacán, los nobles menores fundaron Undameo”. Piña Chan cita Herrera y Tordesillas 1726-1730, vol. III: 237-238.
[14] Tío de Moctezuma II.
[15] No hay espacio aquí para desarrollar este tema en particular. Véase Béligand (en prensa).
[16] Ciudad aliada de Tenochtitlan y Texcoco en la Triple Alianza.
[17] En otros documentos, se menciona a Cachimaltzin, “tlatoani en Toluca” (Hernández Rodríguez 2011: 183, 184 y 187).
[18] AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4.
[19] Pintanbati o Pintabati, según las transcripciones de los escribanos de la Real Audiencia. Calixtlahuaca podría ser una traducción del nombre matlatzinca original, ya que pybathí significa “llano”. En el diccionario matlatzinca-castellano de Basalenque, encontramos también las entradas ín pintho, “el pedregal”, ín pinthatho, “la cantera”, ín batha: “tinaja grande de piedra”, e ín batení, “la corona”. En el diccionario castellano-matlatzinca, encontramos las mismas entradas en “cantera”: pynthato: “pedregal”: inpintho, “tinaja de piedra”: in bata; “piedra”: intho; “corona”: imbatenhí. La combinación de esos vocablos pudo darle su origen al topónimo Pintanbati.
[20] Testimonio de Francisco Ximénez, de 85 años, in AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 46r; véase también el de Diego Martín, de 80 años, ibid., f. 48r.
[21] “[…] vasijas policromas de la región de Puebla-Tlaxcala. Escasos ejemplos, una o dos vasijas de cada lugar, provienen de Morelos (tipo Tlahuica B4), de Malinalco (tipo policromo Malinalco), de Guerrero (tipo “Chontal,” o Guinda sobre crema), y de la región de San Miguel Ixtapan (el tipo Rojo y negativo sobre crema).” El autor subraya que todavía es imposible fijar una cronología cerámica definitiva; para ello, sería necesario emprender “excavaciones de contextos domésticos” (Smith 2005: 5).
[22] Chimaltecuhtli es el señor derrotado por Axayacatl durante la conquista azteca. Según Francisco García, un indio de 90 años de edad (quien dio su testimonio en el marco del pleito entre la Corona y el marqués del Valle en 1597; véase la nota 1), Calixtlahuaca era la capital señorial y Toluca aún no existía en aquella época (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 36v).
[23] Frente a ese templo se encontraron cuatro relieves que, según Umberger, representan al Dios del viento matlatzinca. La autora considera que “el imperio azteca” se apropió el templo de planta circular, lo “reconstruyó e hizo el altar de la versión azteca del Dios del viento” (2007: 191-192). Umberger considera que la representación del jaguar unido al numeral “uno” (bajo la forma de un círculo, o sea ce ocelotl, “uno jaguar”), que figura junto con el Dios del viento, indica la fecha asociada al dios Ehécatl. También apunta que la “distinción especial” en los relieves es la asociación del Dios del viento con serpientes y aves (ibid., fig. 16: 190), mas no la interpreta. Podría ser que los elementos asociados, la serpiente y el jaguar, fueran una alusión a Ocelocóatl, “serpiente jaguar”, que es otro nombre de Quetzalcóatl (Olivier 1995-1996). El glifo “uno jaguar”, asociado al Dios del viento, no representaría entonces “la fecha del Dios del viento” como lo interpreta Umberger, sino uno de los elementos del binomio serpiente – jaguar; además, en los libros adivinatorios, la fecha asociada a Ehécatl no es “uno jaguar” sino ce acatl, “uno carrizo” (ibid.). Finalmente, el ave que adorna el chimalli del guerrero podría ser, un pavo: véase Smith 2013: 6.
[24] García Payón había identificado el “Monumento 17” de Calixtlahuaca como un calmecac. El arqueólogo Smith mostró que se trataba más probablemente de un palacio real. En su tesis doctoral, Sergheraert explica que las Estructuras 1, 6, 13, 14 y 15 han sido ampliadas varias veces y que la última fase de construcción es de estilo mexica. Así, algunos edificios anteriores hubieran sido ampliados por los mexicas ya que los ornamentos arquitectónicos son de estilo mexica. En cambio, las Estructuras 5, 10, 11 y 16 son de estilo local. En su última remodelación, la Estructura 3 (templo de Ehécatl) es de estilo mexica (paredes de tezontle, escultura del dios Ehécatl y piedras de sacrifico adornadas con motivos de chalchihuitl); la Estructura 4 (templo de Tlaloc) también tiene rasgos arquitectónicos mexicas (materiales y técnicas de construcción); la Estructura 20, llamada cruciforme, pertenece a la categoría de los santuarios, y la Estructura 17, llamada calmecac, es un inmenso conjunto de 6 800 metros cuadrados: su planta es la de un palacio mexica cuya construcción ha sido muy cuidada. Entre los vestigios de una construcción que domina la plataforma se encontraron muchos clavos y almenas (en forma de corte transversal de concha) que adornaban el techo de un templo erigido encima de la plataforma. Esos ornamentos son típicos de los templos de Huitzilopochtli y es probable que ese templo haya sido dedicado a esta divinidad.
[25] “Axayaca tomó tierras para sí en este dicho valle con sus términos y mojoneras […] donde el dicho Chimal señor deste valle tenía su casa principal que era cabecera de todo este dicho valle donde acudían los yndios naturales de él a su llamado y obediencia que se llama esta casa y lugar Calystlahuaca que en el tiempo de la ynfidelidad se llamaba en lengua matlacinga Pintanbati y en la mexicana Calystlahuac donde se poblaron y están poblados el pueblo de San Francisco y el de Tecaxit Santa Maria Asumpción y el de San Marcos Tepeitic y el de San Bartolomé Tlaulompan y el de San Martin Quetlachticpac y el de San Nicolás Acayac y el de San Martín Tlaxomulco cuyos términos de estas dichas tierras y pueblo por la parte del norte llegan al río grande de Chinahuatengo, y hacia donde sale el sol con tierras y términos de Almoloya” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 46r, testimonio de Francisco Ximénez). Otro testigo, Diego Martín, afirma también: “Axayaca tomó y repartió tierras para sí […] dentro de las quales estaba el pueblo y casa principal del dicho Chimaltecutli señor deste valle que se llama Calystlahuac que en lengua matalcinga se llama Pitanbati” (ibid., f. 48r).
[26] AGN, Hospital de Jesús, leg. 277, cuad. 3, exp. 2.
[27] “Probanza del fiscal de Su Majestad en el pleito que trata con el marqués del Valle”, 1597 (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4).
[28] El hecho de que Moquihuix haya repudiado a su esposa, hermana de Axayacatl, pudo haber sido otro elemento que provocó la guerra entre las dos ciudades.
[29] “Pedro Serrano de 83 años […] dice […] aver oydo decir al dicho su padre y yndios viejos vecinos y moradores deste dicho Valle de Matalcingo de cuyos nombres no se acuerda que quando ese dicho rey Axayaca se apoderó y fue señor deste dicho valle por averse huydo y desemparándole el señor de él con todos los yndios sus vasallos naturales que en el estavan y residían, dio y repartió tierras en este dicho valle al señor de Tacuba que se llamava Chimalpopoca” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 17r).
[30] “Antón Lucas de 90 años […]. Dice que como dicho tiene este testigo oyó decir a los dichos sus padre y abuelo e yndios viejos de cuyos nombres no se acuerda que el dicho Rey Axayaca aviendo señoreado en este dicho valle de Matalcingo dio y repartió tierras al señor de Tezcuco que se llamava Nezahualpilcintli que agora se llama cuidad de Tezcuco y está agora en la Corona Real” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 11r).
[31] Los testigos declararon que el pueblo más antiguo era Cacalomacan: “En tierras de Cacalomacan se poblaron Calpultitlan y Zacango” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp 4, f . 29r). Dicho de otro modo, estos pueblos serían contemporáneos del periodo azteca.
[32] “[…] entre los términos de las poblaciones de Calixtlahuaca Sant Francisco y la de Miltepec Santiago están las tierras y términos de Sant Pablo y Santa Cruz que en tiempo de la ynfidelidad eran de Azcapotçalco en que subcedió la Real Corona” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 277, cuad. 3, exp. 2, f. 3r). “La iglesia [de Antonio Tlacpac] está hedificada en el lindero que separa tierras de Cacalomacan y Toluca” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 28v).
[33] “[…] el dicho Axayaca y Montezuma su hijo como reyes y señores de este dicho valle se llevaban [el fruto] a las trojes que tenían en Miltepec las quales conoció y vio este testigo y tenían allí calpixque que recivía el dicho fruto” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 37r).
[34] Santa María Nativitas.
[35] Tal vez San Juan Tilapa.
[36] Al oeste de Santa María Nativitas.
[37] “[…] y los frutos de estas dichas tierras los llebava y llevó el dicho Axayaca y Montezuma su hijo cada uno en su tiempo reyes de México y se recogían y encerraban en las trojes que los dichos reyes tenían en Cacalomacan las quales conoció este testigo y vio que las quemaron los pobladores de la dicha villa de Toluca y se halló presente a ello don Pedro Cortés hijo de Maçacoyotzin que se llamó don Fernando Cortés yndio principal que fue en esta población de Toluca que ahora se llama villa de Toluca, y de las dichas trojes los dichos frutos se los llevaban a los dichos reyes de México donde residían y que el dicho su padre e yndios viejos antiguos en su tiempo lo avian visto así ser y pasar” (ibid, f. 30r, testimonio de Diego Jacobo).
[38] “[…] las trojes que tenían en estas dichas tierras de Cacalomacan las quales vio y conoció este testigo hasta que avra quarenta y siete años poco más o menos que los pobladores del pueblo que se llama villa de Toluca las quemaron y este testigo las vio quemar, y en esta possession […]” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 29r, testimonio de Pedro de Gante).
[39] “Se pobló Toluca en esas tierras” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 29r).
[40] En 1590, Lucas de San Miguel declaró que “Axayacatl dio tierras a Toluca” y que “lo que es Toluca es solamente Cuzcatlan San Juan, Mixcoac, Toluca y Tlantzinco, Aticpan y San Miguel Pinahuyzco y San Bernardino Tzocoyotitlan y Tolytic y Oztotitlan San Matheo que son dentro de la derecera de los términos que Axayaca dio a Toluca como es notorio y como consta dellos y parese desta pintura” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 277, cuad. 3, exp. 2, f. 3v). El expediente está acompañado por el croquis (véase Figura 2).
[41] AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4.
[42] O sea al norte de Toluca, lo cual corresponde a los establecimientos de Oquitic (Olitic, San Cristóbal), Cuexcontitlan (San Andrés Cuexcontitlan) y Ocoçacaticpac (San Mateo Otzacatipan).
[43] “[…] y los frutos de ellas en el tiempo de los dichos Axayaca y Montezuma el dicho Ahuytzotzin los gozó y llevó y este testigo se acuerda que siendo muchacho se los vido llevar a México donde residía”. Declaración de Fernando García, de 90 años de edad (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 23r). Francisco Serrano, de 80 años de edad, declaró que Ahuitzotl residía en Chapultepec, “junto a México” (ibid., f. 23v).
[44] AGN, Hospital de Jesús, leg. 413, exp. 3.
[45] AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp 4, f. 19r, testimonio de Francisco Hernández.
[46] “[…] y el de Santa María Natividad que la yglesia está en medio de sus términos y de los del pueblo de Metepec encomendado en don Juan Altamirano por medio de la mojonera y el pueblo de San Gerónimo Chicahuaztitlan cuyos términos por la parte de donde sale el sol llegan al río grande […]” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp 4, f. 10r).
[47] AGN, Hospital de Jesús, leg. 413, exp. 3.
[48] En la lista de 1635, el barrio de San Juan Bautista se describe como “un barrio de los mexicanos” que colinda con San Luis (tal vez San Luis Obispo) y Santa María Guicila (barrio del centro de la villa de Toluca, Huitzila se encuentra al sureste de Santiago Miltepec).
[49] Los pueblos sometidos a Texcoco son distintos de los que habían pasado bajo la tutela de Tenochtitlan. Ese ejemplo ilustra muy bien el doble flujo tributario al que fueron sometidos los sujetos de la provincia tributaria imperial.
[50] “Dicen que cuando murió Ahuitzotl estaba en la provincia matlatzinca, que es en el Valle de Tolucan, nueve leguas de esta ciudad y que sabida su muerte se vino a ella a hallarse en la elección como uno de los electores.”
[51] La “villa” es el primer grado de la urbs hispánica; generalmente se trata de una ciudad con poca densidad poblacional. Cuando la población crece, que la “villa” beneficia de mayores privilegios y ofrece más servicios, se le otorga el título de “ciudad”.
[52] AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 44v, testimonio de Pedro Hernández.
[53] “[…] y cerca del dicho cerro que llaman de Toluca estaba en un llano una casa pequeña a manera de tianguez que es como plaza donde avia en ellas yndios públicos que agora como mercaderes que vendían allí cosas a los yndios que yban y venían a donde estaban los dichos religiosos y desde el dicho tiempo de los dichos tres años vio este testigo que los religiosos de la dicha orden de San Francisco que residían en la dicha iglesia pequeña que estaba hedificada en la haldea del dicho cerro de Toluca hicieron monasterio en la parte y lugar donde dicho estavan los yndios moradores que agora se llama San Francisco y despoblaron la dicha yglesia pequeña y los dichos yndios pustecas con otros yndios del dicho valle y del pueblo de Calystlahuac que era cabecera en el tiempo que los yndios matalcingos vivían en él poblaron estas dichas tierras” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 41v, testimonio de Thomás de Ledesma, de 80 años).
[54] AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 44r, testimonio de Francisco Serrano, de 80 años.
[55] Agradezco mucho al arqueólogo Rubén Nieto Hernández el haberme compartido estas informaciones.
[56] Otra comunicación personal del arqueólogo Rubén Nieto Hernández.
[57] “Se pobló Toluca en esas tierras” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 29r).
[58] “[Este testigo ha] oydo decir al dicho su padre y yndios viejos antiguos, y por lo que a visto este testigo después acá que se sabe acordar las dichas tierras donde agora está poblada la dicha villa de Toluca fueron tierras que el dicho Axayaca rey de México tomó para sí y […] para su cassa […]” (AGN, Hospital de Jesús, leg. 70, cuad. 1, exp. 4, f. 37r).
[59] Juan Cano Moctezuma nació en 1590; era hijo de Gonzalo Cano Moctezuma.
[60] Es en el siglo XVII cuando los descendientes de Moctezuma recuperaron buena parte de las encomiendas del sur, “a mitad con la Corona”.
[61] Archivo General de Indias, Justicia, 1029, doc. 10. Paralelamente, el cabildo indígena de Texcoco afirmó que todos los pueblos acolhuaque habían sido sujetos del señor de Texcoco.
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